La creación de un mito

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Francisco Morales V.

Isla María Madre, Nay.- Por fuera, el paisaje es de ruinas. De cara al mar, la penosa existencia de un grupo de edificaciones subsiste en esta isla, la mayor del archipiélago de las Marías, tras la catástrofe del Huracán “Willa”, ocurrida en octubre de 2018.

En un risco sobre las olas, lo que queda de una biblioteca es el recordatorio constante de que el hombre es incapaz de conquistar a la naturaleza: una construcción tubular, derruida, sin ventanas, cuya céntrica escalera de caracol lleva a ningún sitio.

Sus cientos de libros, arrojados al mar entre los vientos, son irrecuperables.

Puerto Balleto, donde se encuentra el muelle, es una de las zonas más antiguas de la que, hasta hace menos de un mes, era la última colonia penitenciaria que subsistía en México.

Muchas de sus edificaciones datan de 1905, cuando el Gobierno de México le compró la isla a la señora Gila Azcona en 150 mil pesos de entonces, para construir en ella una serie de cárceles que aprisionaron en sus crujías a más de 45 mil reos.

Puerto Balleto tiene una aduana de muros cascados por las fuerzas de la intemperie, una plaza con un busto oxidado de Benito Juárez, una iglesia vieja adornada con tallas de madera hechas por los internos, un hospital en ruinas –sustituido ya por uno nuevo– y una serie de edificios de Gobierno azotados por el huracán.