El plan de guerra de López Obrador

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Alfredo Lecona

Las cosas por su nombre. Se puede usar el eufemismo “Seguridad Interior” para disfrazar labores de seguridad pública cuando las realiza el ejército, intentando hacer un fraude a la Constitución. Se le puede llamar “Plan de Paz y Seguridad” a un documento que propone llevar la militarización de la seguridad pública a la constitución y en verdad se trataría de un Plan de Guerra.

Si el pasado martes parecía que era parte de un sueño el hecho de escuchar a cinco Ministros y una Ministra pronunciarse a favor de declarar inconstitucional toda la Ley de Seguridad Interior (LSI), lo que ayer escuchamos en voz de Alfonso Durazo y Andrés Manuel López Obrador, es una pesadilla. El preámbulo de un nuevo infierno de seis años.

Es difícil saber desde hace cuánto tiempo tenían López Obrador y sus asesores en seguridad la misión de perpetuar el paradigma de militarización que lleva 12 años de rotundo fracaso, pero la sucesión de varios hechos, desde hace un año a la fecha, dibujan una historia de mentiras y contradicciones que ayer se concretaron en una traición a la promesa de pacificación del país, con la presentación de su Plan de Guerra y la promesa de crear una Guardia Nacional.

“Si el Ejército mexicano continuará en las calles, sería necesaria una Ley de Seguridad Interior, ya que no es factible que el Ejército continúe haciendo labores de seguridad pública que no le corresponden sin un ordenamiento legal apropiado”, se leía en la página 63 del Proyecto de Nación 2018-2024 que MORENA presentó el 20 de noviembre del año pasado, misma fecha en la que el General Salvador Cienfuegos exigió la LSI a Enrique Peña Nieto y al Congreso, detonando un proceso legislativo opaco en el que se hizo caso omiso a las voces nacionales e internacionales que contundentemente advirtieron las amenazas de una ley de esa naturaleza.